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Cádiz no lleva 4 días en huelga… Lleva 40 años!!!

Cádiz no lleva 4 días en huelga… Lleva 40 años!!!

Yo soy hijo de un trabajador de astillero. He vivido esto desde siempre. He crecido con el olor de la granalla, del disolvente y del metal en mi casa y con la incertidumbre en la mesa. Sé lo que es que un padre vuelva a casa con las manos rotas pero la dignidad intacta, porque no se rinde. Porque lucha. Porque cree en lo que hace.

Por eso, apoyar las huelgas del sector del metal y los astilleros de Cádiz no es una opción sentimental o política para mí. Es una cuestión de justicia. Es defender la vida de quienes sostienen los pilares de esta tierra con su sudor y su espalda.

Apoyar estas huelgas no es solo un acto de solidaridad con una clase trabajadora históricamente golpeada: es una declaración de principios humanos y éticos que nos vinculan a la dignidad, la justicia y la memoria colectiva.

Porque cuando un trabajador del metal se levanta, no lo hace solo por un salario. Lo hace por su hijo, por su madre, por su vecino, por el pan de mañana y por el derecho a no ser un engranaje olvidado en la maquinaria de una economía que exprime y descarta. Su lucha es la vanguardia de una resistencia más grande: la de todas las personas que no aceptan ser tratadas como piezas prescindibles.

Cádiz no es solo un lugar del sur. Es un símbolo. Es el eco de siglos de trabajo duro, de manos forjando barcos, acero, futuro. Es donde el metal quema, pero también donde el alma hierve por justicia.

¿Y qué se pide? Nada que no sea justo: estabilidad, salarios dignos, condiciones seguras, respeto. Lo que debería ser lo mínimo, se ha convertido en una montaña que solo puede escalarse juntos.

No apoyar esta huelga es permitir que el silencio y la resignación ganen. Apoyarla es decir: “Tu trabajo importa. Tu esfuerzo no es invisible. Tu voz no va sola”. Es desafiar un sistema que convierte la precariedad en norma y la lucha en castigo.

Porque si hoy no se apoya al trabajador del metal en Cádiz, mañana será el enfermero, el repartidor, el maestro, tú. La huelga es el último recurso del que no tiene más herramientas que su cuerpo, su coraje y su conciencia. Y eso merece respeto. Merece apoyo. Merece eco.

Apoyar las huelgas del metal es defender el valor del trabajo humano frente a la lógica del beneficio sin alma. Es una causa de todos. Es, simplemente, lo correcto.
Lo que duele no es solo la precariedad o el abuso. Duele la indiferencia. Duele ver cómo tantos miran a otro lado mientras una parte entera de mi tierra se parte el alma por sobrevivir.

¿Dónde está la empatía? ¿Dónde está el apoyo a quienes han construido, soldado y sostenido el futuro de la industria naval y aeronáutica desde Cádiz con sus propias manos?

Que no se olvide: sin metal, sin astilleros, sin obreros, no hay ciudad, no hay industria, no hay futuro, mañana el silencio será nuestro.

Mi apoyo es total. Y mi rabia también.

Pedrito Alonso, Secretario de Medio Ambiente de PViM, afiliado al SAP CGT-V.

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